TEXTO DE SALA
Una posible descripción de este cuerpo de obra sería: dibujos hechos con humo y pigmento, que
retratan un herbario de Saint Tropez, y paisajes subacuáticos donde se encuentran arquitecturas romanas del siglo I. Pero ¿qué hay detrás de estas imágenes? ¿Por qué cuando las observamos, no tomamos su sentido literal, sino que nos invitan a ver más allá?
Metafísico, científico y hasta capaz de retener el tiempo, Pablo Lapadula es un hechicero simbolista. En sus dibujos no invoca al rito, sino que evoca a la experiencia. Como un profeta del medioevo el artista se enfrenta a la hoja en blanco a oscuras, con una vela en su mano, creando lentamente una coreografía de humo. En estos trabajos el arte toma al tiempo como materia haciendo visible el suceso simple, poético y misterioso, que es el fuego. Su registro, el humo, es
capturado por Lapadula, que trasciende las fronteras de la ciencia y congela el tiempo en sus
rastros color carbón.
En los dibujos se divisan apariciones que remiten a otra época, que reverberan una realidad tan
lejana que pareciera flotar entre la imaginación y los registros que dejó el paso del tiempo. El
pasado suspendido se encuentra presente en la serie de dibujos y se hunden en la materia que
propone el artista, y son así atravesados por su experiencia e interpretación.
Donde la ciencia ya no actúa y no alcanza a ver nuevos horizontes,el artista llama a la metafísica,
como estudio del ser, e indaga más allá de la imagen. En sus dibujos con humo recurre al fuego
como memoria de la humanidad, como un elemento compañero desde el inicio de la historia,
eterno como la búsqueda espiritual del ser humano.
Las imágenes se valen del humo como memoria del fuego. Una memoria que el artista doméstica
para crear un reflejo de lo que es la existencia: algo que se enciende y se apaga, atravesada por
un conjunto de experiencias que se esfuman con el tiempo y de las cuales atesoramos sus
huellas.
Clara Ríos
mayo de 2022
* Gentileza de MIRANDA BOSCH Art Gallery