TEXTO DE SALA
El tiempo del grabado: las xilografías de Rosa Aragone
Por Adriana Armando
La práctica del grabado fue una actividad que Rosa Aragone desarrolló fundamentalmente durante los años cincuenta. Si bien hay algunas estampas posteriores, el grupo más numeroso y homogéneo lo desplegó en esa década, abriendo así el período inaugural de su prolífica trayectoria en la escena artística rosarina. Del mismo modo, el conjunto de tapices bordados que concibió entre mediados de los años sesenta y setenta, también tuvo el carácter de serie acotada en el tiempo, a diferencia de la pintura que la acompañó largamente y del dibujo que fue y sigue siendo su expresión privilegiada. En el Profesorado de Dibujo que se dictaba en la Escuela Normal N°2, dependiente luego de la Universidad Nacional del Litoral, recibió clases de reconocidos maestros; entre ellos, el escultor Nicolás Antonio de San Luis, quien abogaba por el dominio de la línea y el dibujo, y Juan Manuel Suero, versado en las técnicas del grabado.
La mitad del siglo XX encontró a Rosario con una institución muy activa, generadora de exposiciones, de salones y premios, de conferencias y cursos; efectivamente, la Asociación Amigos del Arte congregó en sus eventos a artistas de diferentes generaciones y de variadas modalidades plásticas. En ese marco Juan Grela, formado en el grabado con José Planas Casas y con Gustavo Cochet, dictó talleres dedicados a esa especialidad donde Rosa profundizó la técnica y el lenguaje de la gráfica. Poco después, en el mismo ámbito, en 1951 se creó la Agrupación de Grabadores de Rosario presidida por Santiago Minturn Zerva y de la que Rosa participó activamente, asumiendo el cargo de secretaria. Un tiempo de auge del grabado que involucró a numerosos artistas; baste recordar que en el mismo año se conformó el Grupo Síntesis a partir del taller de Ricardo Sívori incluyendo al grabado entre los dominios abordados y que, además, como en el caso de la agrupación antes mencionada, contó con la participación de mujeres grabadoras. Una coyuntura en la ciudad signada por la resonancia de formas modernas del arte que abarcó tanto las diferentes experiencias con el grabado como el impulso para su difusión al que contribuyeron, también, galerías y museos.
Con el paso de los años, la obra gráfica que realizara Rosa Aragone quedó solapada ante la dimensión y persistencia de su labor como pintora y dibujante; actividades que la identifican hasta el presente. En este sentido, fue oportuna la consideración que estudios y exposiciones, hicieran de sus xilografías para incorporarlas al panorama del arte de mediados del siglo XX y del grabado en particular*. Una labor como grabadora que también debe engarzarse con los textiles en el conjunto de la actividad desarrollada en el campo de la plástica.
Rosa instauró en los grabados de esa década, una relación de proximidad con los objetos y el paisaje, aunque primordialmente con un nutrido elenco de personas. Así, a través de la cercanía a lo observado y de su opción por el pequeño formato, destacó estados del ánimo, tristezas y melancolías, esperas y dudas, en un registro sostenido y alejado de la excitación y el júbilo. La selección de siete xilografías para esta edición, también deja ver los diferentes modos de incidir la madera y los asuntos abordados. De esta manera, una pequeña vista de la naturaleza y un bodegón junto a cinco figuras de mujeres y hombres de distintas edades, reflejan la centralidad que tienen en el corpus de su obra gráfica, extendida, asimismo, al dibujo y la pintura. Un dibujo sintético de líneas cerradas y contundentes y el franco contraste de blancos y negros plenos caracterizan un sector muy potente de sus xilografías. Otro, en cambio, ostenta el énfasis en la yuxtaposición de diversas tramas visuales que se ordenan en el fondo y sobre el cuerpo de las figuras, dejando, por lo general, los rostros libres de texturas o concentradas en objetos que se recortan sobre espacios más neutros. La adyacencia de planos netos o de superficies con múltiples calidades visuales revela la indagación de las posibilidades expresivas y formales del grabado moderno, sustentada siempre con un dibujo fuerte y preciso, dominio que acompaña y resalta en toda la obra de la artista.
Volver a imprimir este conjunto de xilografías e incorporarlo a la edición de una carpeta, un formato de notables antecedentes en la ciudad, constituye un nuevo desafío de la Galería Subsuelo inscripto en el compromiso asumido hacia todos los aspectos de la producción de la autora y manifiesto a través de las exposiciones ya realizadas; una iniciativa que, a la par, permite a nuevas audiencias frecuentar este primer tramo de la sostenida labor en la plástica de Rosa Aragone.
*Dos exposiciones colectivas realizadas en la Fundación Osde en 2011 y 2015 albergaron nutridos conjuntos de grabados de Rosa Aragone: La diversidad de lo moderno. Arte de Rosario en los años 50 curada por Guillermo Fantoni y Mundos Impresos. Grabadores modernos en Rosario curada por Elisabet Veliscek y Esther Filkenstein; E. Filkestein inició el estudio de los grabados de la artista, imprimiendo incluso algunos tacos, cfr. “La producción de grabados de Rosa Aragone en la década del cincuenta” en Contardi, Sonia (comp.), Paradigmas teóricos y lenguajes estéticos en América Latina, Rosario, Iracema ediciones, 2013, pp. 373-385.