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La edición contemporánea como rescate histórico. Por Silvia Dolinko

Actualizado: 30 abr 2020



Hay ediciones realizadas directamente por el propio artista y hay ediciones de obras de artistas a cargo de talleres especializados en su impresión –un fenómeno reciente dentro del campo artístico argentino, pero de larga historia en otras escenas internacionales. Hay ediciones que respetan los rigurosos códigos de regulación de la tirada y el control de su numeración, y hay ediciones que, irreverentes, burlan o subvierten esta codificación. Hay re-ediciones que permiten prolongar su circulación inicial (las sucesivas ediciones de Los Caprichos de Goya constituyen un caso ejemplar) y hay nuevas ediciones que otorgan una renovada visibilidad a obras poco accesibles. En el caso rosarino, es relevante el ejemplo de las carpetas de grabados publicadas por Emilio Ellena entre fines de la década del cincuenta y el primer lustro de los sesenta, y su reedición de estampas de artistas activos y otros ya fallecidos, como Leónidas Gambartes o Abraham Vigo.


Pero también hay veces en que la edición descubre xilografías o aguafuertes poco conocidos o incluso inéditos, otorgando visibilidad pública por primera vez a obras históricas pero nunca vistas hasta ese momento. Porque, en este sentido, cabe señalar que el grabado –en tanto obra impresa a partir de tacos y matrices creadas por los artistas, y que posibilitaría una difusión plural–, suscita muchas veces una llamativa paradoja: ser una producción multiejemplar pero ignorada, cuando no inaccesible ó, en casos más extremos, directamente perdida. Entonces, la circulación extendida de esas imágenes que, en teoría, se desprendería de las potencialidades del grabado se enfrenta, en los hechos, con su desconocimiento o falta de visibilidad.


Tal era el caso, hasta este momento, de estos grabados en metal de Osvaldo Boglione que, realizados entonces como pruebas de artista y luego olvidados, son ahora rescatados y exhibidos por primera vez gracias a la edición que aquí se presenta. El trabajo de estampado de las matrices de aguafuerte/aguatinta creadas por Boglione, a cargo de Alejandra Mansilla en tanto maestra impresora, debió enfrentar algunos desafíos: no sólo el cuidado en la realización de la tirada, considerando que el grabado en metal conlleva un mayor grado de dificultad que otras modalidades gráficas, sino también los avatares del paso del tiempo sobre una materia extraña para el grabado tradicional. En efecto, Boglione realizó estas matrices en chapas o aluminio de latas de productos comerciales, como aceite o leche en polvo, encontrados y reconvertidos por el artista –en una búsqueda sobre la materialidad que se podría asociar tanto a las indagaciones de los informalistas como a las de Antonio Berni– en su puesta en juego de una exploración gráfica altamente experimental.


Esta edición rescata entonces un conjunto de obras que no sólo nunca habían sido exhibidas hasta el momento, sino que eran desconocidas. La activación de estas matrices en estampas –papel, tinta y prensa mediante– echa luz sobre imágenes en matices del gris que, habiendo quedado en las sombras, hasta ahora habían sido invisibles. Así, se revela una vieja nueva obra de Boglione.


Silvia Dolinko, Buenos Aires, octubre de 2017


 

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