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Mis recuerdos sobre Boglione se resumen casi siempre en una misma instantánea: la de un artista laborioso que tenía un dominio inusual sobre las técnicas y los materiales pero que necesariamente –de un modo compulsivo y audaz–, desandaba esos recursos y habilidades para hacer experiencias atrapantes. Una breve descripción que coincide con la imagen del vanguardista o, de un modo más genérico, con la del creador rebelde y transgresivo. Desde el comienzo de los años sesenta y hasta avanzados los noventa, produjo innumerables construcciones con maderas y metales, piezas instaladas y esculturas, dibujos y grabados con las técnicas más insólitas. Ahora, a muchos años de su muerte –y a partir del hallazgo de planchas que habilitaron nuevas impresiones–, se presenta, con verdadera devoción, un conjunto inédito de grabados. Experiencias volcadas en papeles donde la autobiografía y la mirada sobre el mundo, los sucesos cotidianos y las pasiones, afloran como marca indeleble de alguien que nos sigue hablando de cuestiones que suscitan y conmueven.


Guillermo Fantoni, Rosario. 2017


 

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